lunes, 9 de junio de 2014


INTRODUCCIÓN 

Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías están provocando un tremendo impacto en la cultura y en el ámbito de lo social, con lo cual no es gratuito afirmar que también se deja sentir en el contexto educativo. Y no solo en lo que respecta a las modificaciones que afectan a los medios, materiales y recursos que se emplean en la enseñanza, sino también los cambios que se generan en la propia conceptualización de lo que es la escuela y los procesos de enseñanza-aprendizaje. La educación se halla sumida en una espiral de incertidumbre e interrogantes en la que es difícil encontrar respuestas debido a la sobredosis de cambios y avances en los modelos y valores que perduraban desde los inicios de la institución educativa.
La educación debe ser para el progreso y el avance, pero ocurre que estos siempre llegan tarde a las escuelas y necesitan mucho tiempo para admitirse. Así, en nuestros días los medios y las tecnologías de la información y de la comunicación disputan  el terreno a los saberes y estrategias centrados en el profesor garante de la ciencia. Los medios arrastran información, las tecnologías nos permiten difundirlo, transformarlo, ampliarlo, simplificarlo, generan ambos, en definitiva, en conocimiento. En esta tesitura nos preguntamos por el sentido de la relación entre estos y la educación, puesto que es palpable su incidencia en los valores y en la socialización de las personas, tarea, por otra parte, encomendada a los centros educativos.

El nuevo contexto educativo exige una figura distinta de docente, sobre todo si nos situamos en el plano de la comunicación, del intercambio de ideas y experiencias, cuyos cargos superen la función transmisora para completarla con una dimensión más dinámica como formulador de problemas, provocador de interrogantes, coordinador de equipos de trabajo, sistematizador de experiencias, en definitiva como ha señalado Martin Barbero (1999-13-21), “memoria viva de todo lo que su sociedad necesita pasarle a la nueva generación”.
Planteamos en este capítulo la necesidad de planificar y de proyectar una educación para el conocimiento de los nuevos lenguajes de los medios y las tecnologías de la información y comunicación en el contexto de una sociedad cada vez más mediática para indagar y reflexionar como la educación en general, y la enseñanza en particular, han de responder al papel central que los medios de comunicación juegan en la vida de los chicos y chicas.


Sugerimos, finalmente, que la integración curricular de los medios de comunicación, la educación en los medios de comunicación, se considere un ámbito de estudio para la educación de la "competencia comunicativa". De manera más concreta, se aboga por la superación de la visión excesivamente tecnológica e instrumental, que fruto de las modas y lo atractivo de los avances tecnológicos, a menudo  confunde y distorsiona las inherentes características y cualidades que los medios tienen de cara a la educación. De esta manera, se apunta no solo una conceptualización de la educación en medios de comunicación, sino sus objetivos, sus contenidos , las corrientes ideológicas y los marcos conceptuales en los que se apoya, así como sus modalidades de integración curricular. Tales ideas permitirán, desde la educación, ir rentabilizando las bondades del uso de los medios y las tecnologías en el ámbito educativo.

Páginas 60, 61 del libro “tecnologías aplicadas a la educación.”. Del autor CABERO ALMENARA, JULIO.

1 comentario:

  1. Hola, esta bien llamativo su tema ya que nos invita a todos, a que integremos la tecnología en la educación, así facilitar los conocimientos a través de métodos didácticos, utilizando las herramientas modernas de la tecnología de la comunicación cuyos medios deben integrarse en un enfoque curricular, social, que nos beneficien en el ámbito educativo.

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